Ya sea en compota de ruibarbo, zumo de ruibarbo o sirope de ruibarbo, como cobertura de tartas, postre o incluso guarnición salada, para nosotros el ruibarbo forma parte del menú de primavera. Pero incluso fuera de la corta temporada, esta hortaliza colorida y agridulce está en nuestra mesa, ¡y recién sacada del congelador!
El ruibarbo es muy fácil de congelar. Aquí te contamos cómo hacerlo.
Congelar ruibarbo
- Compra ruibarbo: Cuando compres ruibarbo, asegúrate de que las hojas estén todavía jugosas y los tallos parezcan firmes y brillantes. Si es así, el ruibarbo ha pasado el control de calidad y puede hacerse con él.
- Pelar y cortar el ruibarbo: Primero hay que lavar el ruibarbo bajo el grifo. Los tallos de ruibarbo jóvenes, finos y muy tiernos, que casi no tienen fibras, también se pueden procesar sin pelarlos. Sin embargo, en la mayoría de los casos conviene quitar primero la piel. Para ello, empiece por la parte inferior del tallo con un pequeño cuchillo de cocina y tire de la piel fibrosa hacia la parte superior. A continuación, corte el ruibarbo pelado en trozos del tamaño de un bocado.
- Congela el ruibarbo: Envasa los tallos de ruibarbo en porciones en pequeñas bolsas de congelación o recipientes de plástico y ciérralos herméticamente. De esta forma, el ruibarbo se conservará en el congelador hasta un año.
- Descongelar ruibarbo: Ahora puedes dar vida al ruibarbo congelado en un abrir y cerrar de ojos en cualquier época del año. Ni siquiera es necesario descongelar los tallos para utilizarlos, basta con escaldarlos o cocerlos como de costumbre. ¿Cómo hacerlo? Encontrará toda la información, consejos y trucos, así como recetas primaverales con ruibarbo, en nuestro completo artículo sobre el ruibarbo.
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